La parte del cerebro responsable del procesamiento de la información visual se llama corteza visual y se encuentra en el lóbulo occipital, en la parte posterior del cerebro.
La discriminación visual empieza a trabajarse desde el nacimiento, a medida que su vista mejora van aumentando la capacidad de diferenciar personas, objetos, animales…
Cuando la maduración natural hace posible que empiecen a controlar las manos, se empieza a potenciar la coordinación óculo-manual y se puede empezar a ofrecer actividades y materiales muy simples para ayudar a mejorar todavía más la discriminación visual, por ejemplo las cajas de permanencia Montessori.
Luego, cuando sean capaces de desplazarse sujetando una bandeja con sus manos sin que se les caiga el contenido, llega el momento de «trabajar al estilo Montessori» con múltiples actividades del área de vida práctica y sensorial Montessori para mejorar la percepción y discriminación de formas, posiciones, tamaños, simetrías, colores, volúmenes, diámetros, alturas, objetos iguales o que guardan alguna relación (opuestos, secuencias lógicas…)…
Este trabajo es vital para poder discriminar visualmente las letras (encontrar las letras entre otras formas o diferenciar las letras entre sí con cualquier tipografía).
Todo este trabajo previo también les ayuda a comprender que las cosas se relacionan entre sí no solo porque sean iguales, sino también porque guardan alguna relación lógica entre sí, por ejemplo las formas en 3D con las formas en 2D (objetos-imágenes), el huevo y la gallina, los opuestos o las series lógicas.
Este ítem es necesario para poder darse cuenta de que los sonidos se relacionan con letras y que las letras se relacionan entre sí para formar sílabas (los sonidos se juntan para formar nuevos sonidos).